Public engagement, o simbiosis entre ciencia y sociedad.

La historia de la ciencia ha estado íntimamente ligada a la propia transmisión y comunicación del conocimiento. Al fin y al cabo la ciencia no es más que una inmensa construcción de conocimiento en la que cada científico coloca su pedacito de nuevo conocimiento en forma de ladrillo sobre el conocimiento anteriormente construido por sus antecesores. Tal y como dijo Newton: " Si he podido ver más allá es porque me encaramé a hombros de gigantes "

Así, hasta existir la escritura, la palabra era el vehículo de la transmisión del conocimiento. Y este se transmitía uno a uno, "de unos pocos a unos pocos", muy despacio. En el neolítico se inventó la escritura, pero al estar esta técnica sólo al alcance de los poderosos, el conocimiento pasó a transmitirse "de unos pocos y para unos pocos". A mediados del siglo XV se inventó la imprenta, hecho que unido a una mayor alfabetización de la sociedad, propició que la ciencia se abriera paso a nuevos sectores sociales. Desde entonces han surgido nuevos sistemas de comunicación de masas y con ellos el conocimiento se ha extendido como nunca. Se pasó al paradigma " unos pocos elaboran la información científica y la difunden para la totalidad de las personas ". En pleno siglo XXI internet y la comunicación digital han vuelto a revolucionar la comunicación científica hasta llegar al estadio en el que la ciencia es producida, comunicada y recibida " por todos y para todos".

Podía parecer por tanto, que con la llegada de internet y las redes sociales, iba a desaparecer el papel de intelectuales, medios de comunicación e instituciones a la hora de comunicar ciencia. Pero no ha sido así. Si en su momento la ausencia de información jugó un papel fundamental para la creación de medios y servicios de comunicación, hoy en día la hiper abundancia de información justifica la existencia de instituciones dedicadas a la transmisión del conocimiento.

Lo que sí que ha evolucionado fundamentalmente ha sido el "sentido de la comunicación de la ciencia". Históricamente se ha comunicado desde una perspectiva de "alfabetización científica" unidireccional desde el mundo de la ciencia hacia la ciudadanía. El conocimiento se transmitía desde quienes supuestamente lo monopolizaban hacia quienes carecían del mismo. Hoy en día el marco es el del "compromiso público con la ciencia" en el que el proceso comunicativo es bidireccional. Un esquema en el que existen oportunidades de aprendizaje mutuo entre científicos, ciudadanos e intermediarios en el proceso comunicativo.

En el "public engagement" el público puede comprender los nuevos descubrimientos y teorías científicas, pero también surgirán oportunidades para el diálogo y para la relación ciencia-sociedad. Así se encuentran los puntos en común entre comunidad científica y sociedad en todas aquellas cuestiones que afectan a ambas esferas.

La comunicación científica supera por tanto formatos como los de la publicación científica para abrir paso a iniciativas como "cafés científicos" o "festivales de ciencia". Incluso se puede llegar a proyectos en los que exista coproducción de conocimiento en el que la ciudadanía participa en el proceso de investigación tanto en la definición de objetivos de investigación, como en la recopilación de datos, como la interpretación de los mismos.

Los beneficios de este nuevo paradigma son múltiples. No sólo se avanza en la alfabetización de la sociedad, sino que se democratiza la ciencia acercándola más y poniéndola al servicio de la ciudadanía. Se produce una ciencia más creativa y con las nuevas perspectivas que aporta la participación ciudadana. Y facilita que la ciencia realmente esté al servicio de los desafíos sociales.

Pero si el "public engagement" ofrece innumerables oportunidades requiere también esfuerzos por parte de los científicos y medios y servicios de comunicación de las instituciones. Lograr la implicación y el compromiso del público requiere no sólo conocer sus intereses y aptitudes sino una gran creatividad. Es por ello que los científicos requieren cada vez más de formación especializada en comunicación, y que las propias instituciones necesitan equipos especializados en comunicación de la ciencia.

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