El poder institucional: causa y remedio para la maldición de los recursos naturales

Muchos países con abundantes recursos naturales sufren la paradoja de vivir en la pobreza a pesar de ser ricos en materias primas. A este fenómeno se le denomina la “ maldición de los recursos naturales “ y se ha ligado históricamente a cuatro factores: la volatilidad de los precios de las materias primas, la baja capacidad de arrastre tecnológico del sector de los recursos naturales, al fenómeno de la Enfermedad Holandesa y al factor de Gobernanza Institucional. Eszter Wirth ha revisado la literatura existente y concluye que únicamente existe consenso entorno a que solo la volatilidad de los precios y la mala gestión de las Institucionales son las causantes de los problemas económicos de las regiones ricas en materias primas. A su vez recalca que hay países petroleros con experiencias institucionales positivas y economías exitosas.


La lógica nos lleva a pensar que la posesión de reservas de recursos naturales debería facilitar el enriquecimiento económico y social en dichos países. Pero los datos nos muestran otra tozuda realidad: una mayoría de países ricos en materias primas viven en el subdesarrollo económico.


Históricamente este fenómeno, la denominada “maldición de los recursos naturales” , se ha explicado a través de cuatro factores. No obstante E. Wirth concluye que no existe consenso sobre el tema.


El primer factor es la evolución de los precios de dichos recursos naturales. La volatilidad de dichos precios, junto a la problemática de la agotabilidad de aquellos recursos no renovables, sí que está correlacionada con la dificultad en el desarrollo de los países.


El segundo factor es el denominado como la Enfermedad Holandesa. La Enfermedad Holandesa consiste en que los países exportadores de recursos naturales terminan destinando más recursos a las actividades extractivas en detrimento de la industrialización del país y por tanto nunca desarrollan sus economías. E. Wirth concluye que este factor no opera siempre.


El tercer factor se refiere a que el sector de los recursos naturales tiene poca capacidad para arrastrar la economía del país hacia sectores más tecnológicos. En este sentido numerosos estudios contradicen este supuesto y demuestran que es posible desarrollar economías tecnológicas desde países originalmente extractivistas.


Por último está el factor institucional. E. Wirth concluye que este es el principal factor tanto para que un país sucumba a la maldición de los recursos naturales, como para que tenga una experiencia exitosa. Unas Instituciones a la altura de las circunstancias pueden utilizar la riqueza proviniente de los recursos naturales en épocas de precios altos para diversificar la economía del país, para invertir en nuevas tecnologías y para desarrollar el país a nivel social. Así el factor Institucional puede hacer frente a los factores de los precios, de la Enfermedad Holandesa y de la falta de arrastre tecnológico de la economía.


El caso paradigmático es el de los países petroleros. Existen abundantes casos de países víctimas de la maldición de los recursos naturales. Pero también excepciones con experiencias positivas que han utilizado sus recursos naturales para suavizar los ciclos económicos, para crear fondos para la distribución de la riqueza petrolera, para industrializar el país y que además han gestionado transparentemente la riqueza proviniente del petróleo.

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