Virtudes y retos de la Inteligencia Artificial

 

En primer lugar debemos atender a las bondades socioeconómicas de la IA en tanto en cuanto es la última de las grandes tecnologías que va a cambiar nuestra sociedad. Todas las anteriores tecnologías ( el fuego, la agricultura, la máquina de vapor, la informática,…) han cambiado nuestras sociedades y nuestras vidas. Y en líneas generales dichos cambios han sido positivos: se ha aumentado la esperanza de vida, se ha disminuido la mortalidad infantil,…La IA avanzará en esas líneas de progreso. Cito a continuación algunos de los ámbitos en los que la IA va a redundar en bienestar:




Las capacidades crecientes de robots y la IA harán que gran cantidad de los trabajos que actualmente hacemos las personas en el futuro no los tengamos que hacer. Así los humanos tendremos tiempo para labores o quehaceres que sólo nosotros podemos llevar a cabo relacionadas con la creatividad, el ingenio o la empatía.





La IA va a mejorar la medicina ya que potenciará la capacidad de monitoreo, diagnóstico y planificación de la salud de la humanidad.


Va a suponer un revulsivo para la inmensa mayoría de las ramas de investigación en ciencia por su capacidad de procesar volúmenes de datos que el cerebro humano es incapaz de procesar.


También va a permitir la existencia del vehículo autónomo y con ello los conductores ahorrarán el tiempo de conducción para destinarlo a otras cuestiones. Además de la ganancia en seguridad vial, claro.


Cuestiones como el reconocimiento facial van a dotar de nuevas herramientas para la resolución de delitos.


En el sector de la energía la IA aportará tanto para la previsión de fenómenos meteorológicos relacionados con la producción de energía renovable como en el diseño de redes inteligentes de transporte de energía.


Pero al igual que las anteriores revoluciones tecnológicas, la IA también puede tener consecuencias socioeconómicas negativas. Al igual que sucedió con el resto de tecnologías la Ia puede incrementar las desigualdades, abriendo brecha entre los sectores más ricos y los más pobres. Digamos que ciertas élites sociales pueden apoderarse en mayor medida de las tecnologías de la IA, y por tanto también de sus mejoras, al igual que en la primera revolución industrial la burguesía se hizo con la maquinaria.




Así llegamos al primer ámbito en el que considero que la IA puede acarrear problemas. Dichos aumentos de la desigualdad históricamente han acarreado conflictos políticos ( revoluciones, guerras, auge de movimientos fascistas,…). Actualmente los niveles de desigualdad a nivel mundial y en cada una de nuestras sociedades están en máximos, y es de esperar que la apropiación de tecnologías tan disruptivas como la IA por parte de pocas multinacionales aumente dicha brecha. Pero la desigualdad también tiene solución: el reparto de la riqueza. Es por ello que el avance de la IA también requiere nuevos modelos de gobernanza que distribuyan equitativamente las mejoras que la IA nos ofrezca. De lo contrario nos enfrentaremos a fuertes conflictos sociales.



El segundo ámbito de preocupación respecto a la IA y las TIC reside en el de la privacidad y la libertad personal. Hoy en día las TIC nos permiten mantener registros de larga duración de cualquier individuo que produzca datos almacenables ( facturas, contratos, dispositivos digitales,…). Y a su vez algoritmos de IA nos brindan la oportunidad de extraer múltiple información de dichos registros. Hasta la llegada de la IA teníamos una especie de anonimato por opacidad, por incapacidad de escudriñar la cantidad de datos existentes. Ese anonimato ha desaparecido y la IA puede identificar comportamientos de desconocidos, se nos puede descubrir mediante identificación facial o por nuestros hábitos en redes sociales. Y lo que es más peligroso, además de nuestra identidad, pueden identificarse nuestras predisposiciones políticas o económicas y podrían establecerse estrategias para modificarlas. Hay que recordar como existe suficiente evidencia sobre la manipulación que influyó tanto en las elecciones presidenciales de EEUU en 2016 como en el referendum sobre el Brexit en el Reino Unido.




La tercera gran preocupación que genera la IA es la relativa a que pudiera llegar a superar las capacidades humanas y así tomar el control de nuestros recursos y superar a nuestra especie. Ante esta idea antes de nada debemos decir que la IA ya supera las capacidades humanas en muchos ámbitos y en ningún caso nos ha suplantado.


Las dudas sobre esta cuestión surgen ante la posibilidad de que se pueda desarrollar una Inteligencia Artificial General. Esto es, una IA capaz de aprender por sí misma y sin límites, y que se pueda parecer a la inteligencia humana. En cualquier caso hay que tener en cuenta que todos los sistemas de IA están diseñados bajo responsabilidad humana. Por ejemplo, cuando se diseña un vehículo autónomo no se le da acceso a la información ni los medios para que pueda aprender  a disparar armas. Vemos como la arquitectura y el diseño de la IA son parte de sus mecanismos de seguridad.


A medida que la IA evolucione nos enfrentaremos también al reto de que la IA tenga que solucionar dilemas humanos complejos. Imaginemos que la vida de cinco personas dependiera de la donación de 5 órganos diferentes. Un algoritmo de inteligencia artificial podría concluir que una solución que mejoraría el problema sería matar a un individuo sano. Al fin y al cabo morirían menos personas que en la situación inicial. Es evidente que no podemos dejar en manos de algoritmos estas decisiones. Por eso es importante dotar de ética y valores a la IA. Y estos valores parten del criterio moral de las personas que diseñan estas nuevas tecnologías.



Por último hay que citar el cambio de paradigma que va a acarrear la IA en el mundo del derecho. Las instituciones ya han comenzado a trabajar sobre esta cuestión y han comenzado a redactar manuales y a dar los primeros pasos en la redacción de legislación al respecto. Pero es evidente que estos pasos incipientes no son más que el inicio y que debe darse una revolución paralela en el ámbito legal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

0ºC , ni frío ni calor

La vieja conspiranoia de los antivacunas

El proyecto Half-Earth: dejar respirar libre de nuevo a medio planeta