Fiebre amarilla y ébola, dos virus mortales con diferentes mecanismos de transmisión

En esta entrada al blog os voy a hablar de dos zoonosis con diferentes formas de contagio: la fiebre amarilla y el ébola.





La fiebre amarilla es una importante enfermedad infecciosa hemorrágica causada por el virus con el mismo nombre. Se da especialmente en África y América del Sur. Su nombre proviene de que a los pacientes se les amarillea la piel y los ojos.



La fiebre amarilla ha causado epidemias y pandemias mortales en el pasado. La enfermedad era endémica en África y por lo tanto los habitantes del continente habían desarrollado una inmunidad y sólo sufrían síntomas leves. Pero con el tráfico de esclavos desde África a América la enfermedad empezó a causar efectos mortales en la población no inmunizada entre colones e indígenas americanos.


El virus de la fiebre amarilla vive en primates y mosquitos. Son precisamente los mosquitos los que lo transmiten en las ciudades. Estos mosquitos sobreviven en cualquier recipiente con agua que puedan encontrar en las urbes.





El periodo de incubación es de entre 3 y 7 días y la enfermedad, en su forma leve, se cura en menos de dos semanas. Cuando es leve suele dar fiebre, escalofríos y cefalea. Sin embargo también puede darse en forma grave teniendo una tasa de mortalidad de entre el 5% y el 33%.


Al no existir tratamiento eficaz es especialmente importante la vacunación.


El virus del ébola también causa una enfermedad infecciosa muy grave para los seres humanos. Su nombre se lo debe al río en la República Democrática del Congo donde fue identificado por primera vez en la epidemia de 1976.




En este caso la transmisión entre humanos es a través del contacto al compartir fluidos corporales. Los más infecciosos son la sangre, las heces y el vómito. En menor medida también los son la leche materna, la orina y el semen. En cuanto a la saliva, lágrimas o sudor los estudios no son concluyentes. Reseñar que aunque la transmisión por esta vía sea menor, también se producen contagios indirectos vía superficies y objetos.


Sus síntomas leves son la fiebre, el dolor de cabeza y garganta, debilidad general, dolor abdominal, diarrea y vómitos. Pero también se pueden llegar a sufrir hemorragias, insuficiencia orgánica y muchas veces la muerte.

Por suerte desde 2015 existe vacuna contra el ébola.

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