Desmontando los bulos antivacunas



A raíz de la Covid-19 todo el mundo habla de vacunas. Una mayoría para bien, pero otra minoría para mal. Y hay países tan influyentes como Alemania o Francia en los que los movimientos antivacunas están proliferando peligrosamente.



Pero a pesar de su rabiosa actualidad las vacunas no son nuevas y tenemos que remontarnos a finales del siglo XVIII para encontrar su origen en occidente. En 1796 Edward Jenner detectó que una ordeñadora no sufría la viruela a raíz de haber padecido una infección cutánea leve ( la viruela de las vacas ). Jenner intuyó el efecto protector y comenzó a inocular el material de las lesiones de la viruela vacuna en la piel de voluntarios sanos por escarificación. Los vacunados desarrollaron una enfermedad leve que les confirió una protección o inmunidad duradera contra la viruela humana. Así, Louis Pasteur, considerado el padre de la vacunación, acuñó el término de vacuna en honor a Jenner.


Pero anécdotas aparte y volviendo a la epidemia de las teorías conspiranóicas, a los movimientos antivacunas sólo se les puede enfrentar con ciencia. Y en ese sentido la ciencia es clara en relación a los beneficios de las vacunas:


Gracias a las vacunas la viruela ha sido erradicada. Recordar que esta enfermedad ocasionó 300 millones de muertes. Además se está terminando de erradicar la poliomelitis, el sarampión ha dejado de ser un problema en nuestro país, no tenemos casos como la difteria o enfermedades como la tos ferina, el tétanos, la hepatitis B o la meningitis están siendo controladas. 


Hay que recordar que en muchos paises pobres sin acceso a la vacunación las enfermedades infecciosas son la primera causa de muerte infantil donde 2 de cada 3 niños muere por infecciones digestivas.


En cualquier caso las vacunas no son perfectas y también tienen ciertos riesgos:


En algunas ocasiones generan reacciones adversas como enrojecimiento leve de la piel, fiebre, dolores musculares o pérdida de apetito.


En contadas ocasiones se han presentado reacciones alérgicas fuertes a alguno de sus componentes.


Y como en todos los medicamentos existe un riesgo muy pequeño de problema grave. En algunos casos podría llegarse a la muerte, pero siempre en casos remotos de entorno 1 paciente cada 1 millón.


En cualquier caso son falsos los bulos difundidos sobre la relación de las vacunas con el autismo u otras enfermedades.



Resumiendo, lo riesgos de las vacunas son siempre mucho menores que sus benficios 👇📹:





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