Poniendo orden en la jungla de los alimentos

¿ Qué tienen en común los pinchos de escorpión y un vaso de agua ? Aparentemente nada, sin embargo si atendemos a la definición del Código Alimentario Español ambos son alimentos. Al igual que la leche, el pan, el vino, una carne de kobe o una naranja.


La definición de alimento es tan amplia que podemos agruparlos en función de muchas clasificaciones. Podríamos por ejemplo agrupar los alimentos en función de los nutrientes en los que son ricos. Así los cítricos son ricos en Vitamina C, y algo tan básico como un vaso de agua está prácticamente compuesto al 100% de uno de los nutrientes más imprescindibles, el H2O. Y es que en un vaso de agua, además del H2O también hay sales minerales o cloro.






Por otra parte está claro que hay alimentos intocables, por lo menos para los españoles. Entre ellos tendríamos el pan o el vino. A estos alimentos les llamamos alimentos fundamentales.



Pero claro, si le preguntas a un chino para él estos dos últimos alimentos podrían resultar exóticos, mientras que los pinchos de escorpión o los saltamontes fritos pueden ser parte de los alimentos más habituales en su dieta. No pongamos cara de repugnancia...que aquí bien que se cotizan los percebes o los caracoles en su salsa! 



Digamos que para los chinos el pan y el vino podrían ser alimentos impropios, al igual que para nosotros lo son los escorpiones y los saltamontes.

Pero hablando de vino...¿ acaso son todos los vinos iguales ? Ya sabemos que no. Y por eso hay vinos de diferentes países, incluso dentro de un mismo país diferenciamos los vinos por Denominaciones de Origen para destacar las particularidades y calidad de cada uno. Todos sabemos que un Rioja, un Ribera o un Albariño son sinónimo de calidad. Pero hecha la ley hecha la trampa. ¿ Sabías que hay bodegueros que mezclan sus uvas de denominación de origen con uvas más baratas de otra procedencia ? Evidentemente es fraudulento adulterar los vinos. Desgraciadamente es un proceder que también se da en otros alimentos de alto coste y valor añadido como por ejemplo el aceite de oliva.




En el ámbito de la picaresca alimentaria hay quienes van más allá, quienes disimulan menos en el engaño, y quienes directamente falsifican los alimentos. Pongamos dos ejemplos en el mundo de la carne. Es muy común ver en las cartas de los restaurantes el chuletón de buey; sin embargo la realidad es que no hay tanto buey para semejante oferta, y sobre todo que el precio de la verdadera carne de buey excede del de estos restaurantes. Realmente nos suelen dar vaca por buey. Otro ejemplo no tan común pero igual de grave es el ofrecimiento de carne de kobe en algunos restaurantes de etiqueta. A pesar de que nos ofrecen carne de altísima calidad, la carne certificada de kobe es tan escasa a nivel mundial, que lo más probable es que nos estén dando en este caso también gato por liebre.





También existen otras triquiñuelas de menor magnitud que además no son fraudulentas. Estamos hablando de los productos sucedáneos. Quién no se ha comido una rica paella amarilleada con colorante alimentario o unas sabrosas gulas sucedáneas de las angulas. En este caso es una cuestión de calidad-precio, siempre que no nos hubieran ofrecido el azafrán o las angulas, claro.



En cualquier caso, dejando a un lado debates ético-legales, todos estos anteriores productos pueden ser tanto saludables como de calidad. Sin embargo hay otros tipos de alimentos que no lo son. Comenzando por los casos más peligrosos tenemos los alimentos contaminados. Aunque su denominación asuste un poco dentro de este grupo tenemos alimentos tan comunes como la merluza con el anisakis o una simple lechuga con sus gusanos o parásitos de la tierra. No hay problema en consumir estos productos siempre que los preparemos debidamente; congelando la merluza previamente y lavando adecuadamente la lechuga por ejemplo.




A una escala menor tenemos los alimentos alterados. Que levante la mano quien no se haya comido un yogur caducado. O quien no se haya encontrado en su nevera a la vuelta de vacaciones un cartón con leche cortada. En el primero de los casos simplemente el yogur habrá perdido sus propiedades óptimas, mientras que en el segundo la leche ya no es apta para el consumo.



Y es que los alimentos deben producirse, manipularse, transportarse y conservarse adecuadamente. Especialmente los alimentos perecederos  que requieren condiciones especiales para ello. Dos ejemplos muy comunes son las carnes y los pescados:




Un apartado aparte es el que merecen los productos dietéticos y de régimen. Estos deben elaborarse según fórmulas autorizadas para satisfacer necesidades especiales de nuestra dieta. Como ejemplo os propongo dos alimentos sin gluten:





Por último tenemos los alimentos prohibidos, aquellos que no cumplen el Código de Alimentación o Reglamentaciones complementarias de cada país. Por ejemplo está prohibido pescar y comer en España pescados de talla menor a la regulada, recordemos la campaña de Pezqueñines no gracias. Y para concluir contar una anécdota. ¿ Sabíais que los huevos kinder están prohibidos en EEUU ? Pues así es, y no es debido a su chocolate sino por el potencial peligro que podría suponer la ingesta de su pequeña sorpresa interior.





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